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Por Sergio Anzaldo


La comunicación de Claudia Sheinbaum ha sido impecable, tanto en su campaña como después de su triunfo electoral. Probó diversos formatos en todas las plataformas digitales; administró con prudencia táctica su participación en los medios abiertos. Desde su calidad de presidenta electa organizó conferencias de prensa y, de manera inédita, participó en comparecencias públicas con el presidente López Obrador en giras de fines de semana. No ha dado lugar a ningún vacío informativo. En casos extraordinarios ha precisado su postura mediante un video o un texto en la plataforma de X o una entrevista informal a medios. Las cuentas están a la vista.

A partir del 1 de octubre de 2024 Claudia Sheinbaum tendrá la responsabilidad de encabezar la comunicación institucional del gobierno de la República. El éxito de su gestión dependerá, en buena medida, de la eficacia de la estrategia de comunicación que implemente. Revisemos los activos que en materia de comunicación dispone para enfrentar una cruenta batalla comunicativa que se atisba en el futuro inmediato con algunos medios de comunicación, ciertos lideres de opinión y relevantes factores reales de poder, nacionales e internacionales.


La narrativa


La principal fortaleza comunicativa de la presidenta es su narrativa. AMLO generó una visión y una historia compartida que orienta y encauza la energía social de la mayoría de la gente. La cuarta transformación es una reinterpretación de la historia nacional que coloca como eje de la acción gubernamental a los tradicionalmente olvidados: “Con el pueblo todo, sin el pueblo nada”. De la visión de los vencidos pasamos al gobierno para los históricamente vencidos.


Este discurso programático lo complementa con la filosofía política del humanismo mexicano que delinea el estilo de gobierno: “no robar, no mentir y no traicionar al pueblo”. Como una suerte de guiño a las clases medias y a los empresarios, Claudia evoluciona la consigna de “por el bien de todos primero los pobres” a la de la “prosperidad compartida”.


Estos son los ejes discursivos del Segundo Piso de la Cuarta Transformación que son suficientemente claros para comunicar continuidad de la política social; rectoría del Estado; y desarrollo económico compartido con una mejor distribución regional. Ideales, conceptos, consignas y palabras socialmente asimilados que pueden seguir garantizándole un alto grado de legitimidad en su gestión.


Las mañaneras


Las mañaneras constituyeron el eje de la estrategia comunicativa de López Obrador. Ejercicio inédito, las conferencias matutinas definieron agenda mediática, aliados y adversarios. También sirvieron para alinear y sincronizar el actuar y narrativa del gobierno federal, de varios gobiernos estatales y municipales, así como de Morena y sus aliados. Las mañaneras lograron construir una sólida identidad política entre un sector mayoritario de la población. Ningún medio, actor político o campaña pagada pudo competir con la capacidad persuasiva de las mañaneras. Baste recordar la nula incidencia electoral de la campaña de narco presidente para dimensionar la ascendencia en la opinión pública de las conferencias matutinas.


Claudia Sheinbaum se comprometió a seguir con el ejercicio comunicativo de las mañaneras. No es un desafío menor, pero cuenta con experiencia en ruedas de prensa y debates públicos, así como con la evolución de las propias mañaneras de AMLO, que terminó estructurando una barra programática distribuida en el tiempo que permite organizar y preparar los contenidos y las presentaciones con anticipación.


Buena parte del éxito de este ejercicio será el de la estructuración de una adecuada barra programática que le permita a Claudia Sheinbaum apoyarse en el desempeño de los todos los funcionarios de su gabinete y en la difusión de sus principales proyectos. Los temas de coyuntura son inevitables para el impacto mediático. Previsiblemente puede haber un tono menos frontal con ciertos medios de comunicación, comentaristas y opositores. A menos que algunos personajes específicos opten por el camino de la descalificación y desinformación sistemática. En esa coyuntura la confrontación es inevitable.


La comunicación territorial


Desde su campaña Claudia Sheinbaum aquilató la trascendencia del mayor contacto posible con la gente y la importancia estratégica de las visitas a territorios llevando propuestas específicas a pueblos, municipios, estados y regiones. Desde su triunfo electoral acompañó al presidente López Obrador a la supervisión y entrega de obras emblemáticas a lo largo y ancho del país. Aprovecho para reiterar la continuidad de la 4T y socializar proyectos con impactos específicos para beneficio de las comunidades visitadas. Anunció que como presidenta realizará giras de trabajo cada fin de semana. Sin duda esta estrategia le permitirá establecer una presencia y una comunicación continua con alta penetración regional y local.


Para garantizar el permanente alcance y penetración de la comunicación institucional cuenta con dos impresionantes divisiones territoriales. Los más de 20 mil siervos de la nación que seguirán visitando cada familia mexicana para promover los programas sociales, que incrementan su padrón con la ampliación de las becas Benito Juárez a todo el país, la incorporación de las mujeres mayores de 60 años a las beneficiarias de la pensión a adultos mayores, y el nuevo programa de médicos itinerantes que visitaran a los adultos mayores en sus casas.


La otra división territorial es el de la militancia de Morena, que ya constató las bondades electorales del trabajo en campo. Es probable que durante la gestión de la primera presidenta se consolide el trabajo de proselitismo de la militancia que, por cierto, puede difundir y defender los proyectos y programas de gobierno sin cortapisa alguna. Sheinbaum cuenta con una sólida e impresionante infantería de comunicación y promoción en todo el territorio nacional que no se había visto en mucho tiempo.   


Las campañas de publicidad


Posiblemente este sea el rubro de menor aprovechamiento de la gestión de AMLO. La publicidad institucional es una herramienta poderosa que puede y debe hacer sinergia con toda la comunicación de la gestión. Sin embargo, en el caso de AMLO la polémica mediática de coyuntura desbordó en general la dimensión programática de la publicidad. Son contadas las dependencias que lograron desplegar campañas de alto impacto y penetración, como el caso de la CFE que resarció su imagen pública después de varios sexenios consecutivos de desprestigio. Claudia Sheinbaum está en un escenario más favorable para generar sinergia entre la publicidad y la comunicación de sus programas y obras insignia, tanto a nivel local como regional y nacional. El secreto es la programación temática y espacial.


La nueva coyuntura también implica reconsiderar la distribución presupuestal a los medios por concepto de publicidad pagada. Los medios que concentraron la mayor parte del presupuesto, Televisa y TV Azteca, entre otros, han perdido terreno frente a la creciente cobertura de los medios públicos y de las redes sociales que se han multiplicado con una creciente incidencia local, regional y nacional. Una distribución más equitativa y proporcional del presupuesto a los medios de comunicación: televisión, radio, prensa y digitales, sean privados, públicos o sociales podría traducirse en una más equilibrada competencia informativa.


En este ámbito es conveniente revisar la legislación en materia de comunicación y publicidad gubernamental para hacerla más sensata, simple y transparente, acorde al nuevo ecosistema mediático y a los nuevos hábitos de consumo de medios.   


Medios públicos


Durante la gestión de AMLO los medios públicos incrementaron su cobertura, impacto y penetración. Programas como “Largo Aliento” de Sabina Berman, “El Chamuco TV” u “Operación Mamut” de canal 11 han consolidado audiencias significativas. Otras emisiones emergentes han ganado presencia, como la “Mañera 360”, “Debate Público”, “Versiones Públicas” e “Infodemia”, por mencionar algunos casos exitosos.


El ejercicio más notable es la articulación de los medios que pertenecen al Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, SPR, con los canales 11, 22, TV Mexiquense y el IMER para potenciar el alcance de nuevos programas, como el noticiero nocturno “Punto de Referencia” mediante una extensa red de canales y señales de alcance local y regional logrando casi una cobertura nacional.


Este es un activo mediático que se construyó durante la gestión de AMLO y que la prudencia indica potenciar. La presidenta Claudia Sheinbaum dispone de estos activos con una audiencia, alcance y penetración desde el primer día de su gestión y tiene toda su gestión para expandir y consolidar.


Relación con la prensa.


El ecosistema mediático de 2024 es radicalmente distinto al del 2018. En seis años los medios corporativos han perdido terreno de manera consistente. Algunos apostaron por la confrontación abierta con el nuevo régimen, pero la correlación de fuerzas derivada de las elecciones del 2024 no les favoreció. Esta nueva correlación de fuerzas ayuda a entender los cambios editoriales que presenciamos a últimas fechas, con la salida de algunos santones y el ingreso de personalidades menos viscerales y más reflexivos. Está pasando en la barra de programas de noticieros de Televisa, de ORF, en las páginas editoriales de Excelsior y corren rumores de ajustes en otros medios. Al parecer, entendieron que el primer paso para no seguir perdiendo terreno es recobrar la confianza de sus respectivas audiencias con narrativas menos militantes y con información más objetiva y equilibrada. Algunos analistas y comentaristas se equivocaron en todas sus prospectivas en los últimos seis años. Posiblemente estos ajustes contribuyan a establecer un diálogo razonable con el poder, ahora en manos de Claudia Sheinbaum. Siendo optimistas, hay señales que apuntan a un intercambio de opiniones frontales, pero menos rijosas. Esperemos.  


El actual ecosistema se caracteriza por la irrupción de una gran multiplicidad de nuevos programas digitales que, sin duda, tendrán una incidencia cada vez mayor en la configuración de la opinión pública.


En este multiverso, Claudia tiene ventajas y desventajas. Claramente hay un nutrido grupo de aliados a la 4T que ella encabeza, pero en este grupo hay militantes muy radicales que pueden oponerse a cualquier medida que se tome y que no se considere suficientemente en sintonía con la 4T. Por otro lado, es probable que aparezcan nuevos programas digitales de confrontación directa que basen su estrategia de descalificación en la manipulación informativa y en la difusión deliberada de mentiras. Es un multiverso complejo y dinámico que presenta grandes retos para navegar sin colisiones.


A diferencia de Andrés Manuel López Obrador, Claudia Sheinbaum arranca su mandato con nuevos y mejores instrumentos comunicativos y en una coyuntura mediática más favorable, aunque no exenta de riesgos. Ya veremos que tan capaz es para diseñar y ejecutar una sólida y consistente estrategia comunicativa que le permita transitar, sin mucho desgaste mediático, durante su gestión como la primera mujer presidenta de México. Cómo en las encuestas, las probabilidades le favorecen 70 a 30. La clave es no confiarse.

Por Eduardo Higuera


A veces, querid@ lector@, el trabajo de sentarse frente una hoja en blanco para abordar un tema con intención de realizar un análisis es mucho más difícil de lo que es saludable. Al final los que nos metemos a escribir lo hacemos por una mezcla de gozo, deber y certidumbre. No obstante, en ocasiones es sumamente arduo explicar de una forma sencilla aquello que nos parece que reviste importancia, al punto de querer trasmitirlo a nuestra audiencia de diez formas diferentes.

El texto que se encuentra leyendo en este momento se adscribe a este tipo de aprietos. No porque no sepa qué quiero comunicarles, sino porque hay tantas formas de abordarlo que me he trabado, al punto de que esta es la quinta versión que inicio.


Cuando Marco, quiero pensar que mi amigo además de mi editor en El Aguachile, y yo hablamos de este texto todo parecía sencillo: la nueva presidenta de México, la primera de nuestra historia se encuentra en un laberinto que no manufacturó ella misma, sino que es obra del líder indispensable del llamado movimiento que ocupa la gran mayoría de los espacios del poder en la actualidad, casi de forma hegemónica si nos atenemos a la definición de Sartori, al punto de  reducir su poder de decisión y tenerla casi maniatada.


Y es justamente la forma de presentar y describir ese laberinto lo que me ha complicado hasta el agotamiento. ¿Es AMLO el monstruoso minotauro que acecha al centro del laberinto o lo es Andy, el recién estrenado líder nacional morenista?, ¿Se debe usar un tono de farsa o extremadamente snob ya que hablamos de mitología griega clásica?, ¿los muros del laberinto son el fanatismo de las bancadas, la espada de Damocles es la revocación de mandato, las reformas constitucionales que no dan espacio a muchas maniobras o todos los “¿o no, Claudia?” que inundaron el sexto informe frente la muchedumbre?


Y es que desde el 2 de junio se ha profundizado esa verdad que muchos no aceptan, México dejo atrás lo que se consideraba la normalidad política y de administración pública antes de 2018, algo que se profundizó el pasado 2 de junio y este cambio enreda mi trabajo. Debo desaprender muchas cosas y por lo tanto no es fácil elegir el estilo del texto, como explique antes.


Y de lo que se debe comentar, ni hablemos, como mencioné hay tanta tela de dónde cortar y posibles acercamientos al tema que se vuelve una jungla textual.


Ya sé que estamos apenas en la primera semana de la primera presidenta pero aún así las condiciones en las que nos movemos no son novedosas, no se acaban de generar con el nuevo gobierno. Por lo menos, se veían venir desde ese diciembre en el que el rayito de esperanza macuspano le levantó la mano a la entonces jefa de gobierno. Ahí empezó el laberinto para la doctora.


A partir de ese punto, pareciera que el neopriista original se hubiera propuesto dejar las peores condiciones posibles para su sucesora.


Enfrentamientos internacionales con, al menos cinco países de importancia para nuestro país, incluyendo un conflicto potencial con nuestro principal socio comercial, todo por mantener un discurso nacionalista bastante absurdo, anclado entre el siglo XIX y XX.


En las finanzas públicas, el endeudamiento supera todo lo ocurrido en este siglo, además de que los cambios constitucionales (sin duda bien intencionados pero cero pensados) generan una mayor carga al estado por las becas clientelares y apoyos sin ton ni son. Todo esto sin aumentar la base de recaudación. Las buenas intenciones heredadas de AMLO parecen cada vez más difíciles de cumplir.


Y de la so called soberanía energética, ni hablar. Pemex se ha vuelto un pozo sin fondo, a pesar de que los nuevos spots hegemónicos hablan de que Pemex está menos endeudada. La verdad es que Hacienda apoyó cono 980 mil millones de pesos ala paraestatal y este año se rebasó en 80% lo presupuestado para este fin en el ejercicio anual. Y de la colocación de 18 mil millones de dólares de deuda en Wall Street para sacar temporalmente a la petrolera del hoyo, nadie dijo nada en el gobierno segundopisero.


Otro de los muchos tramos de este laberinto lo construye la seguridad. No solo se habla de un tercio del territorio nacional bajo control de la delincuencia organizada, sino que le heredó una guerra de baja intensidad en Sinaloa y asesinatos al alza en los primeros días del gobierne de la presidenta. Y la solución parece ser ametrallar las camionetas de los migrantes, a pesar de que se seguirán los abrazos.


Pero, ¿sabe usted querid@ lector@ qué me llama atención?


Si uno es amigo y aliado confía en el otro, al menos eso dice la teoría, se le deja actuar con libertad…a menos que solo exista UN camino y sea el del imprescindible líder.


Y para lo segundo hay mejor camino que dejar una constitución a imagen y semejanza de los deseos del bienamado líder…y que le impidan a la presidenta tomar las decisiones de acuerdo con su entender y visión personal como gobernante.


¿Militarización?, lo ponemos en la carta magna. ¡Destrucción de los contrapesos al poder incluyendo la SCJN y el INE?, ¡a la constitución!, ¿Una revocación de mandato que sirva para controlar a quien se salga del camino de la 4t?, pos lo mismo. Y así las pensiones y becas o cualquier cosa que sirva para apuntalar el proyecto obradorista, no claudista sino el obradorista.


Es quizá por eso que, en esta primera semana, hemos atestiguado un mimetismo que parece de relación toxica de novios, en donde el que manda anula al otro. Y es que toda la herencia no hace más que levantar los muros del laberinto que encierran a la primera presidenta, segunda de la transformación. Las mañaneras, desde el formato hasta los temas son idénticos, aunque más aburridas porque no es tan fácil ser un buen entretainer.


Incluso imitó el proceder ante la nueva emergencia en Acapulco. Por tierra, hasta allá cuando podría llegar más raído por aire, sólo para llegar a la base de la armada y desde ahí “coordinar”. ¿Y la cercanía con el pueblo bueno que la eligió?


Cada uno de los actos o declaraciones que repiten lo hecho en el sexenio anterior no le crean una imagen propia, sino que perpetúan la precepción de un nuevo callismo. ¿Aquí vive la presidenta pero el que manda vive enfrente?


Y es que el diseño de estado que tiene entre manos y, dándose cuenta o no, impulsa Claudia Sheinbaum es uno que trata de perpetuar una sola visión, una sola vía y una sola forma de gobernar que, como dijimos, es heredada y servirá como camisa de fuerzas.


Y ya que estamos en estas cosas, imagine usted mi problema para abordar el tema, si además de esto le sumamos el fanatismo de las huestes guindatransformacionistaobradoristas en el congreso.


¿Cómo podría la primera mandataria establecer, por ejemplo, un nuevo tipo de soberanía basado en energías limpias, avances científicos y participación nacional si los creadores de leyes, además de violarlas constantemente son convencidos de que se debe seguir alimentando el pozo sin fondo de las pésimas fianzas petroleras?


Aunque, para ser sincero, tampoco es un buen ángulo para escribir. Uno de los primeros actos del secretario de López Obrador en Hacienda en el sexenio de Sheinbaum fue emitir deuda por dieciocho mil millones de dólares para continuar el “rescate” del buey de la barranca, mejor conocido como Pemex.


Con todo esto es muy difícil escribir un análisis lineal y comprensible, ¿no cree?


Pero chamba es chamba y yo me comprometí escribir esto para El Aguachile, así que me centra en un solo hecho: el heredero político familiar del líder irrepetible, Andy.


Y es que no deja de llamar la atención que, al menos frente al respetable público, Andrés Manuel López Beltrán haya saltado de nada a uno de los puestos más importantes de la dirigencia nacional morenista. ¿Qué no se supone que él y sus bros eran simples empresarios chocolateros y no les interesaba la política ni la militancia en la nueva hegemonía partidista, AMLO dixit?


Y de nuevo, noes fácil el ángulo o la visión a largo plazo. Quizá sólo es una forma de asegurar el futuro de sus vástagos de un líder que se apaga y cuya salud puede dar muchas sorpresas desagradables en poco tiempo.


O quizá sean ciertos los vaticinios de los más pesimistas y vociferantes y el nombramiento de Andy, el señalado por corrupción y tráfico de influencias hasta el cansancio, solo esta preparando el terreno para una nueva candidatura familia. Algo así como lo que intentaron los Kirchner pero el pingüino tuvo el mal gusto de estirarla antes de poder regresar a la presidencia, con lo que la Cristi fue más fácil de anular.


Por esto, no hay conclusiones el día de hoy. El laberinto existe, excepto para aquellos que no lo quieren ver, y dentro camina Claudia. No sabemos si su papel es de víctima que será devorada por un monstruo incontrolable o de testeo en vestido blanco.


Sigamos atentos la construcción y desarrollo del laberinto, amigas y amigos.

Por Eduardo Higuera


Es momento de dejar atrás los machismos disfrazados y el partidismo ramplón. El 1º de octubre inicia un momento histórico como nunca lo ha vivido nuestro país, en el que, como todos sabemos, tendremos por primera vez a una mujer usando la banda presidencial.

Ya solo este hecho debe hacernos conscientes de que vivimos tiempos extraordinarios. Sin embargo, no se queda ahí.


Si uno trata de construir un escenario futuro, adentrándonos unos 20 años en el porvenir, usando una mirada lógica hay temas que acompañan a la primera presidencia femenina, los cuales marcarán el lugar que ésta ocupará en la historia.


En primer lugar, la presidenta tendrá que lidiar con el legado del caudillo, todavía vivo y dispuesto a meterse en “su” transformación. Este legado consiste en el retroceso de la calidad de vida (servicios de salud, educación); seguridad (al punto de provocar señalamientos allende la frontera que afirman que un tercio del país lo gobierna el narco); diseño del estado y políticas públicas (con las reformas que además de volver al medio autoritario y hegemónico, le amarran las manos en muchos sentidos a Claudia) y por supuesto, con la corrupción y endeudamiento más grandes en décadas.


Si vemos el vaso medio lleno, el escenario está puesto para que la primera presidenta de nuestra historia destaque aún más que su predecesor y ungidor. Sheinbaum tendrá el poder/ capital político para hacer cambios profundos en México, mayores a los que AMLO está realizando a toda prisa y con pésimo diseño al final de su mandato constitucional.


Y ahí es donde realmente puede pasar a la historia.


Pensemos en ejemplos masculinos, porque no tenemos de otra al fijarnos en nuestra historia nacional. Las dos primeras personas “diferentes” que llegaron ala presidencia fueron miembros de los pueblos originarios, de Oaxaca. Juárez y Díaz son las dos caras de la moneda cuando pensamos en términos de historia, la influencia y ejemplo de ambos ha sido tema de debate e imitación hasta nuestros tiempos.


Uno se le considera el traidor a la causa liberal, tirano que se perpetuó en el poder, modernizar que recurrió a la represión y la fuerza, incluso contra de aquellos que eran de etnias originarias, al igual que él.


El otro, pese alas acusaciones de transformarse en un dictador de facto, se le recuerda como el gran transformador de México, al punto de que la narrativa oficialista actual lo ve como su predecesor directo. Separó el poder del estado y la iglesia, fomentó la libertad de culto y pensamiento, enfrento con éxito al segundo imperio y la invasión europea, estableció el liberalismo económico al punto de dar pie a las grandes haciendas y el inicio de la industrialización del país y es el prócer que colocó la soberanía e independencia nacional por sobre todas las cosas.


¿Cómo se recordará la primera presidencia encabezada por una mujer?


Si nos basamos en las características y aspectos que sus corifeos, la narrativa de campaña que se esgrimió desde los gobiernos guindas y su propia campaña, Claudia tiene todo para lograr ser mejor presidenta que cualquier hombre que la haya antecedido: participante en un equipo que se adjudicó el Nobel, científica consciente de la necesidad de cambio hacia las energías limpias para la supervivencia del género humano, demócrata que arrasó con pulcritud y contundencia en su propio proceso interno de selección y gobernante consciente de los derechos humanos y la defensa de los pacientes ante abusos experimentales, incluso en tiempos de pandemia.


Las tentaciones serán mayúsculas. Con el proyecto del INE que le concede a su partido la súper mayoría, tendrá la capacidad política para modificar la constitución a su antojo y de acuerdo con la visión que tenga del México futuro.


De iagual forma, se verá si el relevo generacional anunciado tendrá un peso real, impulsando una segunda generación del “movimiento” mucho más preparad académicamente, con más mundo y menos dogmas, como sustitutos de Toros misóginos acusados de violadores que gobiernan tras sus hijas o jefas de gobierno que inauguraron la modalidad de juanit@s para burlar la ley y acceder al poder, haiga sido como haiga sido.


Cada ocasión en que las urnas llevan al poder a personas que representan a grupos tradicionalmente marginados del poder, se genera una gran expectativa y esperanza. La izquierda de Allende y Lula, la nueva generación con Gabriel Boric, grupo racial como fue el caso de Obama, una mayoría discrminada históricamente con Mandela, por mencionar algunos casos.


Claudia Sheinbaum es, para muchas personas en México, la continuación de la esperanza redentora de los pobres encarnada por el caudillo AMLO y la posibilidad de darle la puntilla a la discriminación y marginación de las mujeres en México, las cuales son la mayoría de la población.


El momento de nuestra historia que ella encabezará es inédito pero corre el riesgo de no ser diferente a las decepciones que se centraron en su momento los machistas y populistas Fox y López Obrador.


¿Será la primera presidenta adecuada para el trabajo? Veamos que dice ese escenario a 20 años que quedará definido en unos cuantos días de 2024.

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