Junio apenas comenzaba y ya nos había sorprendido con las aparentemente masivas manifestaciones en el corazón de Estados Unidos.
La muerte de George Floyd a manos de un agente de policía puso el dedo sobre una de las llagas siempre abiertas en Norteamérica: el problema racial. De a poco comenzó a tomar relevancia la muerte de un hombre que se convertiría en un estandarte en la demanda de justicia e igualdad jurídica. Los medios de información han jugado su papel en esparcir pólvora en una situación de por sí ya compleja, pero la carrera electoral comienza a tomar velocidad y cualquier tema será explotado para beneficio de unos u otros.
Sin menospreciar la gravedad del evento que ha conmocionado a propios y extraños, el golpe mediático que significó, ha sido el perfecto contraataque a la ofensiva que emprendió la administración Trump conocida como "Obamagate", que sin duda hizo tambalear fuertemente al cuarto de operaciones de Joe Biden y aliados; y a unos días de cortar oficialmente todo financiamiento a la OMS e imponer límites a las plataformas de redes sociales y su manejo de la información política y electoral.
Con los disturbios de fondo y con una acción relativamente lenta de las autoridades, el grupo de hacktivistas Anonymous denunció la indiferencia del gobierno de Donald Trump hacia las protestas por la brutalidad policial en contra de los afroamericanos, haciendo responsable al presidente norteamericano del incremento y tolerancia de los discursos de odio e ideologías supremacistas.
Al principio, la información filtrada por el grupo de presuntos ciberactivistas parecía no tener mucho sentido, pero poco a poco comenzó a configurarse un perverso caso: el pizzagate, esa teoría conspirativa que relaciona altos funcionarios de Estados Unidos y famosas estrellas de Hollywood con una secta de pedófilos y traficantes de personas, parece sustentarse en poco más que simples suposiciones.
Todo comenzó con la publicación de un documento que, a manera de agenda, ofrece nombres, números telefónicos, ubicaciones geográficas y correos electrónicos de múltiples personalidades que van desde famosos cantantes, actores, modelos, productores de cine, músicos, empresarios, especuladores y artistas prominentes, hasta políticos, directivos de fundaciones y miembros de la realeza europea, quienes serían parte del selecto grupo de clientes VIP del condenado pederasta y tratante de personas Jeffrey Epstein.
Tras hacer esta revelación que ya había difundido en anteriores ocasiones, filtró una serie de videos que forman un relato que parece sumergirnos en los más retorcido de un mundo de excesos, lujo y poder que tienen como ingrediente principal, haber sido perpetrado por la elite económica mundial.
Mucho se ha hablado sobre los abusos a los que serían sometidas las víctimas de esta red de pervertidos y algunos de los clips filtrados parecen ilustrar y confirmar de algún modo estos rumores que circulan en torno al pizzagate, entre los que destacan supuestas grabaciones incógnitas, que "mostrarían" escenas que habrían ocurrido durante las fiestas (llamadas orgías) o reuniones organizadas por Epstein en su isla privada Little St. James, en las costas del caribe estadounidense de las Islas Vírgenes y en sus propiedades de Florida, Nueva York y Nuevo México.
Otras de las filtraciones que aportan a este relato, ofrecerían información sobre la supuesta muerte accidental de Michael Jackson, quien habría sido otra más de las víctimas de este grupo que estaría por encima de cualquier gobierno, de acuerdo con lo dicho por MJ en la supuesta grabación de la llamada filtrada. Los Fans del "Rey del pop" ya especulan sobre la inocencia del artista en los casos en los que fue imputado por abusos contra menores, argumentando que todo sería parte del plan de esta secta, para desacreditar cualquier denuncia por parte del ícono musical.
A este famoso artista, se suman las muertes de los músicos Chris Cornell, Chester Bennington y el DJ Avicii, quienes meses antes de sus supuestos suicidios o accidentes con drogas, habrían estado investigando a la red de pederastas y buscaban emprender acciones legales en contra del selecto grupo, que hasta el momento se había visto beneficiado, por decirlo de algún modo, por las casuales y misteriosas muertes de algunos testigos clave, entre ellos el propio Epstein, quien falleció en su celda en condiciones aún por aclarar y extraoficialmente por ahorcamiento, en una investigación plagada de irregularidades y fallas inverosímiles como que se borró la grabación del día en que Jeffrey habría sido encontrado sin vida.
Ya con todo lo que hemos expuesto, las redes se mantenían en vilo a la espera de la próxima revelación, que llegó de la mano de, ni más ni menos que la Princesa Diana o Lady Di para los amigos. Acusaban a la corona inglesa de haber ordenado el asesinato de la princesa y socialite, algo que para muchos resultaba de vox populi y conocimiento general, pero la bomba llegó cuando se revelaron las causas: también habría intentado revelar al mundo las atrocidades de este grupo de tratantes.
Obviamente, con esto como antecedente, las conjeturas no se hicieron esperar y comenzaron a relacionarse nombres del Libro Negro de Epstein con asesinatos sospechosos. Kurt Cobain podría ser otra de las víctimas de esta secta al estar vinculado con Courtney Love, quien también aparece en la agenda de Epstein y quien seguramente le habría dado información sobre lo que ocurría en las fiestas del empresario.
Entre las estrellas más reconocidas que figuran en la agenda de Epstein, aparecen los afamados Mike Jagger, Phil Collins, Ralph Fiennes, el interprete de Voldemort en las películas del mago adolescente, Kevin Spacey, entre otros.
Aún en pleno revuelo, se comenzaron a viralizar fragmentos de al menos 6 demandas en contra de Jeffrey Epstein por los delitos de abuso sexual y violencia en contra de menores de edad, algo que parecería muy normal tomando en cuenta el contexto, de no ser porque, en particular estas demandas, se presentaron en contra de Epstein y el mismísimo Donald Trump.
En estas demandas se detallan agresiones de todo tipo en contra de niñas y niños que declaraban tener menos de quince años de edad y por las que los magnates habrían pagado entre uno y dieciséis millones de dólares para evitar un juicio público en tribunales.
De esta forma, Anonymous revelaba su verdadero objetivo: golpear el aparato electoral de Trump.
Entre las decenas de nombres en el Libro Negro de Jeffrey Epstein, se encuentran los nombre de políticos y empresarios que apoyarían o forman parte de grupos que impulsarían la reelección de Donald Trump o que se oponen a parte de la agenda política y electoral de los demócratas; como sea, un grupo poco presumible que había conseguido mantenerse a la sombra y que ahora puede ser un indefendible lastre de cara a los comicios del tres de noviembre.
Entre los más conocidos actores políticos y económicos encontramos a:
Vicente Álvarez (ex presidente de Asturias)
José Aznar (ex presidente de España)
Visconde William Astor del Reino Unido
Principe Andrés de Inglaterra
Tony Blair (ex primer ministro del Reino Unido)
Mike Bloomberg (ex alcalde de NY y dueño del medio de información financiera Bloomberg) P. Republicano
Steve Forbes (candidato presidencial y dueño de las revistas financiera y de negocios Forbes y Business Today)
Andrew Cuomo (Gobernador de NY) P. Demócrata
Ted Kennedy (padre e hijo) (Senadores) P. Demócrata
Robert Kennedy Jr. (Activista ambiental, vs las votaciones por correo) P. Demócrata
Kerry Kennedy (activista por los DDHH)
Dr. Henry Kissinger (Premio Novel de la Paz, Ex secretario de estado) P. Republicano
Rupert Murdoch (Fox News, The Times, The Sun) P. Republicano
Andrés Pastrana (ex presidente de Colombia)
Charles Turnbull (ex gobernador de Islas Vírgenes) P. Demócrata
Susana Martinez (ex gobernadora de Nuevo México) P. Republicano
Parece poco probable que este regreso de Anonymous obedezca a una simple respuesta de indignación frente a los acontecimientos, pues la precisión de los tiros que soltó no parecen coincidencia. Los escándalos sexuales suelen ser una estrategia eficaz en contra de un candidato y su base electoral, incluso ya se había orquestado una campaña similar durante las elecciones anteriores, no obstante, los detalles sobre este caso en particular, lo vuelven algo indefendible, que pocas personas justificarían, al menos públicamente.
Estas filtraciones y la ola de protestas y su cobertura mediática recuerdan a las primaveras árabes, organizadas y financiadas por los mismos opositores al gobierno de Trump, algo que ya encarrerados en la conspiración, deja un margen amplio a las especulaciones sobre quién podría estar detrás del grupo de hacktivistas y sus últimas revelaciones, toda vez que, en anteriores ocaciones se ha relacionado al grupo de Hilary y Bill Clinton con el propio Epstein y en esta operación, no se hace referencia alguna a esta relación.
Lo que es cierto es que, más allá de intereses y simpatías, de ser ciertos los hechos que denuncian, abren la cloaca hacia un mundo oculto a simple vista y bajo el amparo de gobiernos e intereses económicos que utiliza la fama y el glamour para atraer a sus víctimas a un infierno del que no todos salieron con vida.
Queda mucho por aclarar y quizá el tiempo ponga todas las piezas en su lugar, mientras tanto, falta mucho por ver rumbo a las elecciones en Estados Unidos, que comienzan a cobrar tintes oscuros y nos deja mucho qué pensar sobre la elite política, económica y cultural que tiene en sus manos la toma de decisiones que muchas veces afectan las vidas de millones de personas en todo el mundo.
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