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Penn-santes polarizantes: el ABC de los opinólogos

Actualizado: 12 dic 2019

Por: Eduardo Higuera


La verdad a menudo sufre más por el fanatismo de sus defensores que por los argumentos de sus detractores.

William Penn


Si nos basamos en la celebre frase de William Penn podemos decir que en México cometemos la penn-sada de defender nuestras verdades siempre y a toda costa, sin importar si los hechos coinciden o no con los postulados que sostenemos. Nos volvemos Penn-santes.

No importa si estamos a favor del nuevo gobierno o si nuestras convicciones establecen que vivimos la decadencia política de nuestro país, gracias al populismo imperante.


Tampoco nos importa si Pepe el Toro y Gloria Trevi son inocentes de acuerdo con los datos duros, simplemente tomamos una posición, nos polarizamos y nos volvemos fanáticos de una fantasía auto complaciente que nos esforzamos arduamente en construir y perpetuar.


Bolsonarista, sayayin, #mesiánico, borolista, #chairo, #fifí, #conservadurista, thundercat, #derechairo, americanista, #golpista, #autoritario, revanchista y cualquier cantidad de adjetivos hipercalificativos son aplicados por los mexicanos contra aquellos que no comparten su opinión y forma de ver las cosas, describiendo más bien al que los emite y su cerrazón a realizar alguna gimnasia mental y esforzarse por entender al otro y sus razonamientos.


Sin embargo los que elevan esta actitud a la calidad de arte efímero son la raza divina de los neo intelectuales orgánicos, ergo Gibran y Ackerman, así como los opositores de bajo octanaje, como Ricardo Alemán o el tomandante borolas. Sin duda algunos de los ejemplos más acabados de Penn-santes.


Y es por esto que en esta colaboración les presento el ABC de los analistas/opinólogos Penn-sadores en el actual contexto político nacional:


· No te juntes con la chusma.- Emulando a la famosa politóloga Florinda Meza, muchos de los más acérrimos opinadores y analistas se refugian en el mantra sagrado de la vecindad del chavo del 8 y, con gran profundidad metodológica y madurez intelectual expresan con ecuanimidad la frase “chusma, chusma, prrrrt” que tan bien describe la capacidad argumentativa de quien la emite. Sin duda una secuela derivada de una infancia frente a la TV de los ahora cuarentones y cincuentones, con secuelas por su caricatura en generaciones más jóvenes.


· La verdad soy yo.- El absolutismo de estado que tan bien encarnaba el Rey Sol de Francia ha quedado de modé, siendo sustituido por el absurdo absolutismo unipersonal de cada quién sobre la escurridiza verdad. Ya sea que critiquemos desde el sinsentido de poner la forma banal sobre el fondo real, al fijarnos que a los zapatos del presidente les faltó su shaineada, o desde la soberbia de no creer en los indicadores internacionales y mexicanos al ser practicantes de la religión del otrodatismo. El caso es que nadie tiene la razón, ni los que afirman ser sus amigos íntimos y tomarse un café cada semana con tan importante señorita.


· Geometría declarativa extrema.- No importa si fuiste un crítico constante del sistema desde una visión libertaria o de izquierda desde hace 15 años, tampoco reviste ninguna importancia si durante décadas te dedicaste a criticar al ahora presidente y sus ideas como un peligro para México. Si se te ocurre emitir una declaración critica, ya sea de unos u otros, te transformarás de inmediato en un lamebotas cuatrotero o, en su defecto, en un borolista facho. Nuestra hermosa capacidad de tolerancia se ha ido al carajo junto con nuestra inteligencia emocional para enfrentar a aquellos que no piensan igual que uno, nos trasformamos en émulos de Homero Simpson. El teorema que encierra esta actitud se puede enunciar de la siguiente forma: “el grado de intolerancia ante la crítica es indirectamente proporcional a la capacidad de diálogo y raciocinio del que manda al que la emite al extremo del espectro político que más le convenga para sentirse superior”.


· Efecto Dory o cuando falla la memoria del elefante.- En este rubro caben juntas las preguntas ¿dónde estabas cuando (ponga aquí el ex presidente de su preferencia) estaba haciendo (ponga aquí cualquier cosa, al fin todo el pasado es malo)? y ¿no te das cuenta que es una acción discriminatoria (emitida por un güerito fifí que conduce una BMW del año y que odia que la imagen de #México sea Yalitzia porque considera que es naca y fea)? La paja en el ojo ajeno es la norma de estos días, una actitud que permite olvidarnos que en el propio no existe una viga sino más basura que en un vertedero de la megalópolis azteca.


· Efecto Tlaquepaque.- Este último requisito es indispensable si se es #opinólogo de café, pues cualquier analista y formador de opinión de verdad sabe que la intención es crear conciencia y generar reacciones con lo que declara. El caso es que cualquier Penn-sante caerá cual cisne herido ante las críticas y, como los jarritos jaliscienses, se sentirá al punto de romperse. Debemos aclarar que esta reacción no es la única. De igual forma puede ser que monten en pantera y descalifiquen e insulten a quién los cuestiona…el caso es que se vuelven unos animales.


Como pueden ver, William Penn se sentiría muy contento de ver que, los mexicanos, nos esforzamos en grande para tratar de cumplir aquella reflexión suya, con la que iniciamos este escrito.


@HigueraB


*Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, la forma de pensar de la Revista El Aguachile.

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