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¿APENAS MEDIO CAMINO?

Por Eduardo Higuera


Damas y caballeros, estos son mis principios. Si no les gustan tengo otros.

Groucho Marx


Durante años, cada vez que leía o recordaba la frase del genial Groucho con la que inicio esta colaboración me reía, que tiempos aquellos. Sin embargo, ahora no lo hago.

La broma mordaz e inteligente del líder de los hermanos Marx ha roto la cuarta pared de la pantalla de plata y se ha instalado de una forma grosera, cínica y chabacanamente repetida en la vida pública de nuestro país.


Esto me lleva a otra frase, esta de mi autoría, que ha regido gran parte de mi vida: si no te puedes reír de algo, es peligroso.


Y tras tres años de gobierno transformacionista las pocas risas que se provocaban al inicio de sexenio han desaparecido. Ya no es posible argumentar que los dislates, omisiones y errores del gobierno federal, y de forma cada vez más pronunciada del de la ciudad de México, son errores propios de la curva de aprendizaje, de los ajustes de los planes y políticas de gobierno, un nuevo estilo de comunicar y pensar la política o de los eternos complós y/o consecuencia de la nefanda ”herencia neoliberal”.


La verdad es que los tres años los hemos pasado bajo el agua, aunque esto no es culpa solo de los otros datos, de la inconsistencia de principios y valores de la nueva clase gobernante, también es compartida por la magra, desleal, convenenciera y atarantada oposición partidista, así como de una sociedad que, como esposa maltratada, parece justificar cada nueva paliza en un camino que solo lleva a cosas peores.


Normalmente trato de que mis textos para nuestro querido espacio -El Aguachile- sean amenos, irónicos, divertidos. Una mirada lúdica a la vida pública nacional. Hoy no vamos por ese camino.


Parafraseando un clásico de la cumbre de la CELAC, es de caballeros ponerse serio y decir las cosas de frente de vez en cuando y es hora de que nos digamos algunas verdades.


En primer lugar, por si no queda claro aún, el gobierno busca perpetuarse con un modelo de partido hegemónico muy parecido al que el PRI usó durante casi todo el siglo XX. A la búsqueda del control de los árbitros electorales, manejo de recursos públicos, amedrentamiento de los trabajadores sindicalizados, propaganda en todo momento, sin respeto a la ley y cooptación de oportunistas (como los gobernadores embajadores), son elementos clásicos a los que se suma el trabajo de cárteles del narco en favor del partido guinda en muchas partes del país.


La impartición de justicia y las políticas de seguridad nunca han sido logros reales en México, pero al menos se trataba de hacer más que en la actualidad.


La forma en que se trata a cientos de familiares de víctimas (remember Sicilia y LeBarón) con la ridícula excusa de proteger la investidura presidencial; la negativa a aceptar los datos que muestran al sexenio con más homicidios de nuestra historia contemporánea y el desvió de las labores de la GN, supuestamente creada para apoyar tareas de seguridad, para atacar migrantes y ser el perro faldero de dos gobiernos americanos seguidos son botones de muestra.


Se anuncia que la economía en 2021 crecerá quizá hasta 5.6% y se ve como un gran logro, pero como Groucho, los vociferantes porristas cambian sus valores y olvidan que el mismo AMLO dijo que los indicadores neos, incluyendo el PIB, no eran fiables, ni registraban la distribución de riqueza o el bienestar del pueblo. Sin embargo, una golondrina no hace verano.


Tenemos detrás dos años terribles y el presente crecimiento no es gracias al apoyo del gobierno sino resultado de la resiliencia de la sociedad civil y los empresarios que fueron abandonados a su suerte. Además, recuperar lo perdido económicamente en los dos primeros años de gobierno es igual de correcto que presumir las remesas como un logro.


Cuando se dice que, como contrapeso, nunca se repartió más dinero en becas y apoyos que nunca se olvida que el mismo gobierno, a través del INEGI, demostró que esos apoyos van a dar de forma mayoritaria a la capa media y alta de nuestra sociedad y no a los más necesitados el discurso y argumento se caen sin remedio.


Y este tema de cómo los mismos organismos del estado mexicano echan de cabeza los dichos mañaneros no debemos olvidar que el presidente esta dispuesto a acusar, atacar y calumniar a cualquier funcionario que lo contradiga.


Solo hay que recordar el affaire de la ASF que demostró que el gobierno gasto mucho más al cancelar el AICM que si lo hubiera terminado. Eso sin sumar el costo de la central guajolotera área de Santa Lucia, que se hace aún más costosa a medida que las aerolíneas se niegan a usarla.


Y hablando de funcionarios, ¿cómo se puede decir que tenemos un gobierno honesto y que combate la corrupción e impunidad entre sus filas si se siguen sosteniendo a Gertz Manero (que además de incompetente ha quedado al descubierto como un tipo que usa la justicia para encarcelar a personas inocentes por vendettas personales); Bartlett (que falsificó documentos en el caso del apagón de Tamaulipas) o la secretaria de energía que ha mentido en diversas ocasiones sobre avances; perspectivas y logros de Dos Bocas? Y estos son algunos de los ejemplos más notorios, pero que son granos de arena en la playa transformacionista.


Y el mal ejemplo cunde, basta ver que en CDMX la aparente heredera designada del gran líder esta aprendiendo muy bien la metodología haciendo obras que atentan contra la ecología (humedal de Xochimilco), culpando de todo al gobierno anterior (spots de su 3er informe), recurrencia en gobernar basada en el pasado (cambio de nombres de calles y movimiento de monumentos como grandes logros) al no poder gobernar el presente, manejo partidista de recursos públicos como la imagen del gobierno (¿cuánto habrá costado dejar atrás el verde esperanza para usar el guinda neopriista de morena?).


Podríamos seguir con la lista de agravios, fracasos, derrapones, traiciones a los militantes que creen de verdad en el objetivo del movimiento y negligencia de gobierno pero antes de cerrar debemos hablar claro nosotros y hacernos preguntas:


· ¿Qué figura de la oposición puede salirse del modelo y no destruir un partido en aras de sus ambiciones personales como Anaya, no se veleta como Corrales o vendido como Quirino (y que no sea corrupto)?


· ¿Cuánto nos hemos involucrado desde la ciudadanía?, ¿votamos?, ¿sabemos quien es nuestro diputado local, federal o senador?, ¿sabemos qué iniciativas presentaron y cómo votaron en cada caso?


· ¿Nos interesa saber la experiencia de un funcionario que es designado (Ej. Javier Hidalgo, ex diputado federal que está a cargo del deporte en CDMX, ¿tiene experiencia o solo es hueso por ser leal?)


· ¿Somos personas interesadas en nuestro entorno o somos egoístas y nos vale nuestra comunidad?


En pocas palabras, la mitad del camino nos tiene entre la espada del pésimo gobierno guinda y la pared de nuestro desinterés y actitud negligente a nuestros deberes ciudadanos. También somos ciudadanos resignados a los gobiernos priistas de los sesenta traídos al siglo XXI, al parecer.


Vamos apenas a la mitad del sexenio, la mitad de la jornada o el camino, los mexicanos parecemos dispuestos dejar que todo se caiga. Hacemos nuestra la cita de Groucho y cambiamos a conveniencia y hacemos que la risa se ausente por el peligro de derruir aún más al país.


¿Cómo seremos en el segundo trienio?


@HigueraB

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