Por: Roberto Rojo
En la idiosincrasia popular existe un concepto que no entendemos muy bien para qué sirve, en qué momento nos llegará, o incluso si aplica en nuestra profesión o estilo de vida. Este es el famoso “Año Sabático”. Escuchamos de vez en vez que algún afortunado maestro está gozando de ese beneficio, o acaso un científico investigador de alguna universidad que es tío del conocido del primo de un amigo.
Como es natural en un importante porcentaje de la población en el cual me incluyo, cuando tuvimos a bien preguntar qué significa este concepto, la respuesta automática de alguien que nos aprecia es muy larga, y si la hicimos a alguien desinteresado y con prisa, solo nos contestó: “Es un año en el que haces nada”.
En nuestro cerebro que es perezoso por naturaleza y tradición, ambas respuestas se traducen a la idea de una persona recostada en una hamaca durante todo un año, cuya única producción importante es la de dióxido de carbono. Sobra decir que la idea nos provoca una envidia de aquellas. Sin embargo, al transcurrir de los años nos enteramos que importantes personajes de la historia han utilizado precisamente su año sabático para realizar grandes cambios y así catapultar su obra y trayectoria.
El otro concepto que a los mexicanos puede sonarnos algo ajeno aunque muy de moda actualmente es el tan manoseado “Coaching”. La traducción exacta de la palabra es simplemente “Entrenamiento”, sin embargo sabemos que su concepción va más allá de solo eso. Buscando entonces el significado en su lengua original, se define como “Enseñar algo extra o de manera privada”. Aquí el término comienza a tener más sentido, hasta que se topa con la idiosincrasia latina en la que casi nulo sentido tiene contratar a alguien para que nos diga lo que ya sabemos que tenemos qué hacer.
Son precisamente estos dos conceptos los que vienen a mi mente ante la etapa de confinamiento que vivimos hoy en día, y es a raíz de pláticas con dos grandes amigos que me hicieron reflexionar sobre cómo vivir durante esta inevitable etapa de nuestra vida. Las dos frases que quedaron grabadas en mi memoria son “Estas vacaciones no te las volverá a dar nadie jamás”, y el otro me dijo “Para mí esto es una práctica sobre cómo será mi vida de jubilado”. Queda de manifiesto el gran optimismo con que ven la vida estos dos amigos y, partiendo de la premisa que uno es el reflejo de las cinco personas con quien más convive, ¡no me interesa tener amistades de otro tipo!
De ninguna manera mi intención es restarle importancia y seriedad al deber de modificar responsablemente nuestros hábitos de distancia e higiene, sobre todo por el respeto social que nos merecen todas aquellas personas que son presas del miedo o han perdido a seres queridos. Tampoco quiero escribir un artículo para “revista del corazón” recomendando aprender un nuevo idioma y bordado en punto de cruz. Lo que sí pretendo es que seas muy objetivo en todo aquello positivo con lo que cuentas en tu vida, y sacar el máximo provecho de ello.
Para una mente práctica, es sencillo discernir entre lo poco o mucho en la vida que realmente depende de ti, y todas aquellas cosas con las cuales no vale la pena sudar calenturas ajenas. Sin embargo, hay personas que necesitan un poco más de instrucción y estructura. Por fortuna esta situación de confinamiento nos da mucho tiempo libre para sentarnos con papel y pluma, escribir lo bueno y lo malo, y enfocarnos en aquello que queremos desarrollar. Partiendo también de las máximas “Lo que midas, crecerá; y, En lo que te enfoques, se expandirá”.
Vuelve esto a mi mente sobre todo porque al igual que muchos de ustedes, jamás me imaginé estar teniendo la necesidad de escribir sobre este tema a más de tres meses de registrado el primer caso de la pandemia en nuestro país. Mi deseo es entonces que este COVID-19 y toda la situación en torno, se convierta en tu más importante coach de vida. Que aunque suene a un “lugar común”, crees tu realidad a partir de tus fortalezas y todo lo positivo que te rodea. Y que evites las noticias amarillistas así como las amistades que te roben energía, porque simplemente no estamos para desperdiciar nuestro tiempo escuchando quejas, más cuando tenemos la responsabilidad de ser ejemplo de quienes nos rodean.
Y sí, estoy de acuerdo contigo: Un coach a veces puede parecernos un gasto innecesario. Solo piensa que éste coach que la vida ha puesto en tu camino, por esta ocasión no es opcional.
Agregado Cultural de Culiacán en Los Cabos
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