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Del anillo al dedo a la camisa de fuerza

Por: Eduardo Higuera

Lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una. Camilo José Cela

Sin duda la construcción de íconos e imágenes discursivas son el fuerte del actual presidente. No en vano es el que más neologismos o reinterpretaciones de viejos términos ha logrado colocar en la imaginación popular.

Andrés Manuel es el indiscutido campeón de la ocurrencia lingüística discursiva. Dejó atrás a los ocurrentes del pasado.


Mientras que los más afortunados de sus contrincantes en la labia han logrado colocar tres o cuatro frases icónicas (Fox con su “y yo por qué”, “quihubo rey” y el mayor de sus éxitos, el “yayaya”), la verdad es que la mayoría solo ha logrado colocar algún que otra imagen en nuestro imaginario colectivo: “el sospechosismo”, “la perrada” o las “lavadoras de dos patas”.

Ya sé lo que piensan, el anterior preciso es un buen contendiente. Es cierto que Peña Nieto baby y su cohorte de corruptos del nuevo PRI han hecho un gran esfuerzo para asegurar su lugar en la parte mas alta de la tabla de íconos discursivos. “Falta un minuto, no menos como cinco”, “ningún chile les embona” y “la silla del águila de Krauze” son joyas de la estulticia policía y no se deben de olvidar. No obstante, el sexenio presente ha batido todos los récords de imaginación y discurso sandio.

Una de las que más me llama la atención se generó durante una mañanera, ¿dónde más?, en la que el mero mero maromero afirmó que la crisis del coronavirus era transitoria (ya con esto era una genialidad, pero no se queda ahí), sino que espetó que “le venía como anillo al dedo” para afianzar la 4T.

A juzgar por la intentona, una más que se suma a la larga lista, el preciso busca meter mano en el presupuesto de forma discrecional, además de que, si pensamos mal, se tiene una fantástica cortina de humo para ocultar la violencia que sigue rampante. Como ejemplos de esto tenemos el 20 de abril con 105 homicidios y el fin de semana final de abril en el que se sumó un total de 248 asesinados.


Si a esto le sumamos que el plan económico de emergencia que suma entre las prioridades para combatir la pandemia y reactivar la economía presentado el 5 de abril pasado pone en claro que Dos Bocas, el Tren maya y Santa Lucía son prioridades, podemos entender lo que un anillo al dedo es para la 4T: más de lo mismo y cocinado en medio de una pandemia pa´que nadie se entere del rollo.

En otras palabras, fiel a su vena creativa, el presidente busca aprovechar la crisis económica y sanitaria que atraviesa el país para tratar de hacer lo que se le venga en gana, en buen español, aprovechando la parálisis legislativa y judicial obligada por la cuarentena.

La imagen a construir en este momento es la de la emergencia nacional. Un hecho catastrófico que haga indispensable la acción rápida del gobierno para aliviar el impacto y que permita asegurarnos que las escuelas sin reconocimiento de la SEP llamadas Universidades Benito Bodoque Juárez, el programa de jóvenes que construyen el mañana que no arroja aumento contratados entre sus beneficiarios y los proyectos mascota del jefe de jefes se mantengan y se amplíen a costa de posibles impulsos a las mini pymes y los profesionales independientes.

Pero la cuestión es que las imágenes no son salvagrada de nada, si no que le pregunten a Harvey Weinstein si hacer películas maravillosas en Miramax lo salvó de una sentencia real por violencia sexual.


Y es que ya sabemos cómo es de malagradecida la realidad con los redentores. Si no se tiene cuidado con lo que se desea, legislativamente hablando, puede ser que obtengamos…una camisa de fuerza de once varas, en lugar de un anillo pa´lucir.

La prueba de que esto puede suceder fue la inusitada resistencia que legisladores de oposición de la comisión permanente, medios de comunicación y cuentas de redes sociales presentaron a la iniciativa del ejecutivo para reformar la facultad única del poder legislativo en materia presupuestal, algo así como decidir por ley que los dueños de una casa no pueden dar su opinión sobre qué hacer con su comida, pero los vecinos y visitantes si, pa´que seamos claros.

Así pues, la aparente ganancia del gobierno, en la que la crisis les permite ampliar la construcción de imágenes discursivas convenientes, a golpe de cambios en la ley fundamental de México, puede resultar todo lo contrario, en caso de que se nos engolosinen mucho.

Por mi parte, creo que no tienen llenadera y solitos están cosiendo su propia camisa de fuerza talla 2021. Ya el tiempo lo dirá.

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