Por: Roberto Rojo
Transcurría con normalidad un día cualquiera del mes de septiembre en la capital del país, con la ausencia de sol propia del mes y la ausencia de claridad propia del gobierno en turno.
En Palacio Nacional, concluían las tres horas diarias que el Presidente dedica a trabajar en su programa de entretenimiento mediático denominado “La Mañanera”, para después disponerse como casi todos los días a convertir un vuelo comercial en Blanco Humano, mientras se dirige a recibir loas a algún punto a modo dentro de su república amorosa.
Aquel día, una inesperada interrupción lo forzó a modificar su tranquila rutina diaria.
- SECRETARIA: Licenciado, está aquí el Secretario y quiere verlo.
- ANDRÉS: ¿Es urgente? Estoy comiendo mi cocol.
- SECRETARIA: Sí, Licenciado. Me comenta que es muy urgente, y trae los ojos más saltones que de costumbre.
- ANDRÉS: Está bien. Hazlo pasar.
Se abre y cierra una puerta del Palacio Nacional por cuyo alfeizar pasa un hombre compungido y trescientos gramos de gel para el cabello sobre él.
- ANDRÉS: Compañero, dime ¿qué te trae por aquí con tanta urgencia?
- MARCELO: Acabo de recibir una llamada de nuestro vecino del norte. Las encuestas no lo favorecen, y me está dando una orden que nos puede meter en serios problemas.
- ANDRÉS: ¿De qué se trata?
- MARCELO: Quiere que detengamos y extraditemos a Ovidito y Archivaldito.
- ANDRÉS: ¡En la torre!
- MARCELO: Así es.
- ANDRÉS: Magínate…
El Presidente se siente totalmente acorralado. No tiene alternativa. Después de rebotar algunos pros y muchos contras con su Secretario de Relaciones Exteriores, toma el auricular mientras frota sus canas con la otra mano…
- ANDRÉS: Secretaria, comuníqueme por favor a El Salado, Sinaloa.
- SECRETARIA: Con gusto, Licenciado.
Después de una tensa pausa en la oficina presidencial…
- ANDRÉS: Don Ismael, ¿Cómo le va?
- ISMAEL: Todo bien, Andrés. ¿Qué sucede?
- ANDRÉS: Pues aquí, algo preocupado. Llamó Trun, y nos está pidiendo que vayamos tras los muchachos de Joaquín.
- ISMAEL: No entiendo. Todo está marchando conforme a lo acordado.
- ANDRÉS: Lo sé. Y él sabe también sobre nuestra sofisticada estrategia de “Abrazos, no balazos”. Pero ya ve que el güero no tiene integridat, y como de plano su campaña no levanta ni con Viagra, una vez más nos está queriendo agarrar de su puerquito.
- ISMAEL: Dígame algo, Andrés. ¿Me está llamando para informarme que se rompe nuestro trato? ¿O quiere que le ayude a elaborar una estrategia para zafarse de Donald?
- ANDRÉS: ¿Cómo cree, Don Ismael? Por supuesto que quiero quitarme a ese gordo de encima.
- ISMAEL: Muy bien, Andrés. Siendo así, no se preocupe. Déjeme le digo qué es lo que vamos a hacer el próximo 17 de Octubre…
*Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, la forma de pensar de la Revista El Aguachile.
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