Por Sergio Anzaldo Baeza
No recuerdo una controversia pública tan extensa e intensa sobre un informe presidencial. El día del Presidente más bien era pretexto para contar con un día de asueto y para la transmisión de una cadena nacional en televisión y radio. Hasta ahí. En el caso del Tercer Informe del presidente Andrés Manuel López Obrador no hubo asueto ni cadena nacional, pero sí una vehemente discusión en el círculo verde en torno a las verdades, mentiras, medias verdades o medias mentiras que presentó. Parece que todo el mundo tiene sus propios datos.
Para echarle más leña a la hoguera revisemos las letras chiquitas del ejercicio demoscópico que realizó De las Heras Demotecnía, que dirige Rodrigo Galván, sobre la evaluación del primer trienio de AMLO. Los resultados emanan de mil entrevistas telefónicas realizadas entre el 24 y 26 de agosto de 2021. Así que, para cualquier reclamación favor de dirigirse directamente con los entrevistados.
El 67% de la muestra aprueba el desempeño de AMLO. Frente al 24% que lo desaprueba, al 8% que le es indiferente y el 1% que no sabe. Esto significa que el 91% de la población está en el ajo y tiene su propia opinión. Este 91% de interés refiere dos cosas: la forma de hacer política de AMLO difícilmente deja indiferentes a las personas y, dos, vivimos en una sociedad altamente politizada, es decir, interesada en la res pública.
Para el 39% de la población lo mejor que ha hecho AMLO son los programas sociales que impulsa. Esta no es una cifra menor. Al contrario. Si consideramos las vicisitudes y cuestionamientos que ha tenido su instrumentación, algunos dicen que fue apresurada y sobre las rodillas, de acuerdo con los resultados de la encuesta los números dicen que hoy ya gozan de una significativa acreditación social. Habría que añadir a este rubro al 4% que considera que lo mejor que ha hecho es disminuir la pobreza, con lo cual alcanza el 43% de reconocimiento a su política social. Supongo que este 43% tiene que ver con haber recibido, directa o indirectamente, algún beneficio de algún programa social.
Del otro lado de la cancha, el 9% considera que lo peor que ha hecho es quitar programas o apoyos sociales. En este disentimiento entra el desabasto de medicinas 2%, acabar con el seguro popular 2%, no dar el apoyo a los enfermos con cáncer 1%, cancelar las guarderías 1%, y el austericidio con el 1%. Muy bajos negativos para estos temas, sobre todo si consideramos que han sido ampliamente cuestionados en la opinión publicada. Por lo que se nota, la crítica expresada en los medios de comunicación ha hecho poca mella en la opinión pública, por lo menos en estos temas. Me imagino que este 9% corresponde a personas que han sido afectadas, directa o indirectamente, por la política social de AMLO.
Al 11% le parece que lo mejor que ha hecho es acabar con la corrupción en el gobierno. El estilo personal de AMLO le ha rendido frutos en la percepción pública pues a este porcentaje hay que añadir el 4% que le gusta la austeridad de su gobierno, lo que arroja un saldo positivo del 15% en estos ámbitos.
En la otra orilla, el 10% considera que lo peor que ha hecho es precisamente su forma de gobernar. En este rubro el 6% lo condena por permitir la impunidad, no ejercer su autoridad o no frenear los conflictos y el 2% exactamente, por lo contrario, es decir, por ser un gobierno autoritario. Estos datos son interesantes porque esta hipótesis, que predomina en la opinión publicada, respecto a que AMLO preside un régimen autoritario solo lo comparte el 2% de la población.
Contra lo que atestiguamos todos los días en los medios de comunicación, únicamente el 6% considera que lo peor que ha hecho es no disminuir la inseguridad y el 3% el mal manejo de la pandemia COVID-19 frente al 2% que considera que eso es justamente lo que sí ha hecho bien. Pareciera que los mexicanos no consideramos sustantivos los temas de inseguridad y de la pandemia, o que ya de plano los asumimos como parte de nuestra vida cotidiana y ya no producen mayor asombro o preocupación.
Por cierto, apenas al 1% de la muestra opina que las conferencias mañaneras son lo mejor o lo peor que ha hecho. No es un tema que celebren o condenen en sí mismas. Ni les parece ni un acierto ni una perdida de tiempo. Como que estas conferencias ya se asumen como una característica natural de AMLO. Ya se dan por descontadas.
Con estos datos, a todo actor político le convendría meditar sobre esta abismal distancia entre la opinión publicada y la opinión pública. De acuerdo con los resultados de la evaluación de Demotecnia, los otros datos de AMLO cuentan con respaldo social, en tanto que la opinión publicada tiene una penetración social muy relativa.
Independientemente de las disputas mediáticas y considerando los resultados de este ejercicio, es previsible la consolidación de la aprobación de AMLO en el próximo trienio con base en su política social. Seguramente la disminución de la edad a 65 años para recibir la pensión universal, así como la duplicación de su monto para el 24 apuntalarán su aprobación y ahondará la distancia entre la opinión pública y la opinión publicada. A final de cuentas, todos contaremos con otros datos.
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