En este momento, la pandemia de coronavirus tiene en pausa el proceso electoral de este año en los Estados Unidos. Un total de 15 estados han retrasado sus elecciones primarias presidenciales, la mayoría de ellos las han pospuesto al menos hasta junio.
En cambio, demorar la elección presidencial del 3 de noviembre de este año, implicaría un consenso legislativo bipartidista que se ve poco probable. Además, la Constitución de Estados Unidos exige que una administración presidencial dure solo cuatro años. Así que el primer periodo de Donald Trump expirará el 20 de enero de 2021 al medio día.
El reloj de las elecciones está en marcha y posponer la votación no lo detendrá, pero no significa que el proceso no esté en riesgo. Trump o los gobiernos estatales podrían usar sus poderes para reducir drásticamente los lugares de votación en persona.
Por ejemplo, en Wisconsin la preocupación a la exposición del virus, sumada a la escasez de trabajadores electorales voluntarios y de suministros electorales, propiciaron el cierre de 175 de los 180 centros de votación en Milwaukee, la ciudad más grande del estado.
Por otra parte, Texas donde los requisitos para la votación por correo habían sido algunos de los más estrictos de la nación, validó el miedo a contraer coronavirus como una razón para solicitar el voto en ausencia (o por correo) en noviembre.
Esto ha incrementado la presión sobre algunos estados para ampliar la disponibilidad de boletas por correo para todos los votantes y así minimizar el riesgo de exposición al coronavirus. Si bien, cada estado prevé alguna forma de votación remota, los requisitos varían mucho.
Algunos referentes republicanos han manifestado que ampliar el acceso al voto en ausencia es un problema político y que el miedo a contraer COVID-19 no es una razón que califique para acceder al voto por correo.
El mismo Donald Trump, se ha opuesto públicamente a la votación ampliada por correo, diciendo que es más susceptible al fraude y ha sugerido que un aumento en la participación, al reducir las restricciones de votación, podría dañar a los candidatos republicanos.
Sin duda, el brote de coronavirus está afectando todos los aspectos de la vida estadounidense. Trump y otros políticos presionan para que Estados Unidos regrese a una aparente normalidad. Pero el virus ya ha alterado el proceso electoral, fundamento de la democracia yanqui.
Como sucede en gran parte del mundo, no hay garantías de que todo esté bien en junio (cuando muchos estados han reprogramado sus primarias), o en agosto (fecha de las convenciones de los partidos), o en octubre (cuando ocurrirían los debates presidenciales) o incluso el día de las elecciones en noviembre.
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