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La Cibercracia

Actualizado: 21 ene 2021

Por: Alfredo Jalife


El mismo 6 de enero, fecha ya histórica, adelanté: La revuelta de los WASP (White Anglo Saxon Protestants: blancos protestantes anglosajones) a la vista, lo cual ha acelerado la dinámica de la cibercracia cuando Estados Unidos vive una situación delicada.


El control de la cibercracia por los gigantes tecnológicos del GAFAM (Google/Apple/Facebook/Amazon/Microsoft) lo expuse hace dos años en mi libro La invisible cárcel cibernética.

Edward Snowden, ex consultor de la relevante Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), hoy exilado en Rusia, fustigó la decisión del israelí-estadunidense Mark Zuckerberg –quien colaboró con el anterior presidente israelí Shimon Peres en el lanzamiento de una página internacional conjunta – de bloquear la cuenta de Facebook de Donald Trump con el pretexto de proteger su incitación a la violencia: Facebook silencia oficialmente al presidente de Estados Unidos. Para bien o para mal, esto será recordado como un punto de inflexión en la batalla por el control de la voz en Internet. Snowden se dirigió a quienes celebran el bloqueo del mandatario estadunidense, cuando todavía no le caía el tsunami prohibitivo de todas las redes sociales: Imaginen por un momento un mundo que vaya a existir pasados los próximos 13 días y que esto se convierte en un hito que perdura.


Zuckerberg justificó su polémica decisión aduciendo que Trump tiene la intención de usar el tiempo que le queda en el cargo para socavar la transición pacífica y legal del poder a su sucesor electo. Según Sputnik, la polémica política de privacidad de WhatsApp –que pertenece a Facebook– disparó las descargas de Telegram.


Una plétora de usuarios agraviados han migrado a la red social rusa Vk.com y a Signal, recomendada por Elon Musk, hoy el hombre más rico del mundo y partidario de Trump, que anunció el traslado de Tesla del estado de California (feudo demócrata) a Texas (bastión republicano).


Detrás de todo el presente marasmo, se escenifica un genuino golpe cibernético cuando el Pentágono, cinco años antes de Trump, operaba su momento pre-11/9 en ciberseguridad, que expuse hace nueve años, cuando hoy la censura digital masiva puede constituir su propicia justificación. Entre los 10 superlativos dueños institucionales del GAFAM destacan en los primeros sitiales los giga-bancos BlackRock, Vanguard, Fidelity y State Street. En comparación con Facebook, Twitter es un patito feo cuando su capitalización de mercado es de 43 mil 100 millones de dólares: 5.5 por ciento de Facebook (778 mil millones de dólares). Twitter es muy menor, pero detenta un tremendo poder político inquisitorial.

El Gafam, junto con el minúsculo Twitter, deriva del gran invento Darpa del Pentágono que ahora ha recuperado su control mediante el israelí-estadunidense Joshua Marcuse que preside el Defense Innovation Board (DIB), una de las ramas del Pentágono.


El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, fustigó la censura de las redes sociales y se pronunció por necesarios medios alternativos. Criticó la actitud prepotente de Zuckerberg, al que tildó de emular la santa inquisición para el manejo de la opinión pública que atenta contra la libertad de expresión. Concluyó que la situación es gravísima y preguntó dónde queda el derecho a la información y el papel de las autoridades legalmente constituidas. Ahora sí que Morena, en lugar de empantanarse en egoístas querellas aldeanas, debería enfocarse de lleno a este tema tan trascendental de la cibercracia y su atentado a las sacrosantas libertades.


Según testimonios de mis seguidores, al parecer Krauze y sus dos instrumentos Felipe Calderón y Loretito (Carlos Loret) instigaron mi expulsión de por vida (sic) de Twitter, donde abordé su farisea y perniciosa doble política en Estados Unidos y en Iberoamérica. En ese entonces propuse medidas para la libertad cibernética (https://bit.ly/3owNisL).


Artículo publicado en el portal alfredojalife.com; consulta el texto completo aquí.

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