Por: Nohemy García
Nuevo orden, la película que asusta por la crudeza con la que su director, el mexicano Michel Franco, aborda la posibilidad de un México en un futuro que se antoja no muy lejano, y que quizás por ello, su estreno a finales de octubre pasado en más de dos mil salas del país, ha provocado una gran polémica y reacciones de desaprobación en las redes sociales.
La pregunta obligada es ¿a qué se debe esta respuesta en los círculos nacionales respecto a un filme que, en el extranjero, por el contrario, ha recibido críticas mayoritariamente positivas e incluso ha sido galardonada? Me parece que la respuesta tiene que ver con las actuales condiciones políticas del país, donde desde diciembre del 2019 llegó al poder, por la vía de las urnas, un partido político de izquierda y un presidente de la República.
Esta nueva realidad política trastoca todos los ámbitos de la sociedad mexicana y es percibida de manera muy disímbola y hasta contradictoria, según la subjetividad de cada quien, de ahí que la cinta Nuevo orden, que cuenta la historia de una élite blanca que intempestivamente y de manera violenta pierde sus privilegios en medio de una revuelta popular, pudiera ser señalada como una alusión al “nuevo orden” político instaurado en el país.
Los personajes centrales de la película de Michel Franco caracterizan con mucha claridad las diferencias socioeconómicas y étnicas que privan en la sociedad mexicana de nuestros días, mismas que se reflejan en la división de clases sociales polarizadas, pues mientras unos lo tienen todo, a otros les falta todo y a muchos casi todo. Sin embargo, unos y otros convivimos y nos interrelacionamos en un mismo entorno, pero con realidades muy distintas. La opulencia y la carencia se ven, pero no se tocan.
Nuevo orden nos habla a los mexicanos de un mundo enfermo, de un malestar social que está muy cercano y que muchos nos negamos a reconocer en nuestro entorno inmediato, a pesar de las diversas expresiones que sí vemos fuera de las fronteras y que ha caracterizado el fin de siglo XX y las primeras décadas del XXI. La indignación social que llevó a millones de personas a las plazas públicas de casi un centenar de países para gritar su rechazo a las condiciones de vida en que se sobreviven.
Esta ola de indignación social ha sido recuperada en la cinematografía mundial y tiene en la película Nuevo orden, la visión que Franco hace de este malestar social en un México en el que no queremos vivir. De ahí la relevancia de este inquietante filme que se atreve a recrear “una ficción necesaria sobre una realidad muy cercana”, según nos dice su tráiler de comercialización.
Se trata de una película protagonizada por una familia muy rica e influyente políticamente, que en su residencia tiene a su servicio a múltiples trabajadores domésticos, con los que establece un nuevo vínculo como consecuencia de una violenta protesta popular que da lugar a un golpe de Estado militar. Con esta nueva realidad social tienen que lidiar los personajes —acaudalados y pobres— del Nuevo Orden social impuesto en un México distópico.
Por estas razones y por la trayectoria cinematográfica de Michael Franco, es recomendable acudir a las salas de cine a disfrutar Nuevo orden, filme por el que también ha sido galardonado este director mexicano. Es muy probable que a la salida muchos de los espectadores ya no perciban la realidad nacional de igual manera.
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