No importa si eres periódico, radiodifusora o medio digital, en el mundo de los medios de comunicación solo hay de dos sopas para obtener dinero: los suscriptores o el chayote.
El cierre de operaciones de Buzzfeed News en México y en España junto con el recorte de más de 200 trabajadores es un adelanto de lo que viene para el universo de medios digitales a nivel mundial.
Toda democracia necesita de una prensa profesional y auténticamente libre. Tal vez los medios digitales especializados en periodismo no son los sitios más representativos, pero son una muestra del camino que está viviendo la profesión frente a la debacle de la prensa escrita.
El problema es que el Internet como lo conocemos ha destruido los modelos tradicionales de financiamiento y hoy, casi ningún medio digital es sostenible.
El nacimiento de Internet supuso un hito para la libertad y la creatividad humana, la red asociada con la capacidad de romper barreras pronto se convirtió en una bandera contra la censura y el autoritarismo en muchos países, basta recordar los movimientos de "software libre" a favor del conocimiento sin restricciones. En el nombre se lleva la penitencia y es justo por esa idea que las personas no consideran necesario pagar por ese tipo de conocimiento, por esa información libre.
En ese contexto, la mudanza del papel a lo digital hizo que los medios dejaran de tratar con anunciantes directamente y entraran en modelos donde los grandes monopolios como Facebook y Google sirven de intermediarios, empresas que se quedan con la mayor parte de las ganancias.
Frente a este panorama, los medios necesitan urgentemente innovar sus esquemas de financiamiento, si es que quieren mantener la sana independencia editorial y seguir vivos. Hasta ahora dos modelos habían traído cierta estabilidad financiera para algunos medios, uno era a través de los suscriptores y el otro era vivir de la publicidad oficial, es decir del chayote.
Quienes han optado por atraer suscriptores han sido aquellos de tradición periodística comprobada, que ofrecen contenidos por los que ciertas personas están dispuestas a pagar; investigaciones periodísticas comúnmente galardonadas que representan fuertes inversiones, como la Estafa Maestra de Animal Político o La Casa Blanca del equipo de Carmen Aristegui.
A muchos otros les funciona el chayote. Éstos solamente reproducen información de gobernación por lo que tienen muy poco interés de invertir en contenidos periodísticos de calidad, principalmente porque esos contenidos se dirigen contra su principal inversor.
El resultado es una red plagada de medios que ofrecen contenido basura, el cual puede ser monetizado por los grandes de la red, Facebook y Google. ¿Por qué? Porque la mayoría de las personas no está dispuesta a pagar dinero por periodismo.
Está claro que no podemos quedarnos sin periodismo de investigación, más en un país como el nuestro donde en los últimos años hemos conocido historias verdaderamente estremecedoras, que sin ese trabajo hubieran quedado envueltas en el manto del anonimato y la impunidad.
Debemos abrir el debate sobre nuevos modelos de financiamiento de medios que promuevan el periodismo de investigación, ya sea a través de financiamiento público, privado o mixto, pero siempre con la suficiente autonomía e independencia para hacer su trabajo sin restricciones. Seguro más de una persona podría contemplar destinar un poco de dinero para ello, ¿o no?
*Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, la forma de pensar de la Revista El Aguachile.
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