La toma de posesión del Presidente de la República suele ser una ceremonia cargada de símbolos y rituales, desde los largos discursos de José López Portillo, Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, hasta los atropellados momentos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, pasando por el nulo respeto a los protocolos de Vicente Fox, lo cierto es que la transmisión de poderes es una oportunidad perfecta para leer el estilo de quien será investido presidente y acaso intuir lo que será su sexenio.
La recepción jubilosa de Vicente Fox
El 1 de diciembre del 2000, Vicente Fox Quesada rompió con toda tradición impuesta por sus antecesores, por la mañana visitó la Basílica de Guadalupe acompañado de su familia y más tarde, poco antes de encaminarse al Congreso de la Unión para recibir la banda presidencial, desayunó con niños de la calle en Tepito.
La toma de posesión de Vicente Fox se presentaba en un fin de ciclo; era la primera vez en el México moderno que un presidente emendado de un partido distinto al PRI accedía a la silla del águila, y con su llegada se ponía punto y seguido a la larga aspiración de los mexicanos de vivir en una democracia efectiva y sin trampas.
Para recibir la banda, Fox se traslado desde el centro de la ciudad a San Lázaro en un autobús con algunos miembros de su gabinete, se puso traje y sus clásicas botas vaqueras; entro por la puerta principal del recinto y fue recibido por un Congreso jubiloso, en calma y en completo orden.
Pero las esperanzas no solo se hacían sentir en el Congreso, entre la población Fox contaba con una aprobación superior al 60%.Esa misma tarde, en su juramento de protesta, rompería el protocolo añadiendo “…mirar en todo por el bien y la prosperidad de la unión y por los pobres y marginados de este país”.
Las grandilocuencias de Vicente Fox quedaron selladas aquel 1 de diciembre y fueron un adelanto de su estilo personal de gobernar.
La atropellada toma de posesión de Felipe Calderón
El 1 de diciembre de 2006, Felipe Calderón entró por la puerta trasera –tras banderas- al Salón de Sesiones del Congreso de la Unión. Los acceso principales al recinto habían sido bloqueados por diputados perredistas en protesta por las elecciones de aquel año y días antes amagaron con tomar la tribuna para impedir que Calderón rindiera protesta.
El articulo 87 de la Constitución obligaba al Presidente a rendir protesta ante el Congreso, pero en el contexto social y político de los últimos años y, ante un escenario no previsto, el Presidente ya puede rendir protesta ante los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Aquella mañana, Felipe Calderón subió a la tribuna custodiado por el Estado Mayor Presidencial, que ingresó armado al recinto, rindió protesta de memoria, se colocó la banda presidencial y en menos de 4 minutos abandonó el Salón de Plenos.
A pocos metros de ese lugar, legisladores panistas y perredistas se agarraban a golpes por los espacios de las escalinatas que conducían a la máxima tribuna. Así, entre silbidos y abucheos, Calderón salió por la puerta trasera y se dirigió al Auditorio Nacional para pronunciar su primer discurso como presidente constitucional ante militantes panistas.
La toma de posesión de Calderón fue una de las más atropelladas que hemos tenido en los últimos años, la convulsión política y social que dejo la elección de 2006 en buena medida acotó los márgenes institucionales con los que el nuevo presidente asumió el poder y delineó el estilo que utilizaría para transitar su gobierno.
Las protestas en la asunción de Enrique Peña Nieto
El 1 de diciembre de 2012, la violencia en las calles empañó la toma de posesión de Enrique Peña Nieto. Luego de que elementos del Estado Mayor Presidencial cercaran por completo los alrededores de San Lázaro, se registraron distintos enfrentamientos entre policías y manifestantes.
Los enfrentamientos entre uniformados, activistas, anarquistas, jóvenes del movimiento #YoSoy132 y otras organizaciones sociales ocurrieron en las inmediaciones del Congreso de la Unión, Eje Central, Avenida Juárez y el exterior de Palacio Nacional.
Diversas organizaciones civiles señalan que durante las manifestación del 1 de diciembre, hubo un saldo de 105 lesionados y 92 detenidos y un muerto ocasionado por una herida de bala de goma.Antes de ese día no se había tenido registro de disturbios o enfrentamientos durante tomas de protesta presidenciales.
Adentro del recinto legislativo, la ceremonia oficial duró apenas unos 15 minutos. Peña entró al Salón de Plenos del Congreso mientras algunos legisladores de izquierda lanzaban consignas y reproches, aunque sin mayores contratiempos que impidieran al mexiquense subir a tribuna y rendir la protesta de ley.
Antes de entregar la banda presidencial, Felipe Calderón se la retiró del pecho y de manera inaudita la besó, posteriormente la entregó al presidente de la Mesa Directiva Jesús Murillo Karam, quien a su vez la otorgó a Enrique Peña Nieto. Una vez rendida la protesta, Peña Nieto se dirigió a Palacio Nacional donde presentó sus 13 acciones de gobierno.
Horas antes, en el primer minuto del 1 de diciembre, Felipe Calderón había entregado a su sucesor, en el Patio de Honor de Palacio Nacional, la insignia del poder ejecutivo, una señal del inicio formal del nuevo gobierno.
La toma de posesión de Enrique Peña Nieto será recordado como un evento marcado por la violencia y el abuso de autoridad, una mancha de la que no pudo desprenderse durante todo el sexenio.
La toma de posesión del 1º de diciembre de 2018 es en muchos aspectos un evento clave para la historia política del país, no solamente porque será la primera vez que la izquierda asuma la responsabilidad ejecutiva de gobierno, sino porque la asunción de Andrés Manuel López Obrador se encamina a inaugurar un nuevo ciclo en el sistema político mexicano.
Tal vez con mayores expectativas ciudadanas que con las que asumió la presidencia Vicente Fox en diciembre de 2000, el presidente López Obrador tendrá ante sí mismo su propio lienzo donde empezar a pintar su historia y la de su sexenio.
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