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Por: Aribel Contreras Suárez

A pesar de que #México es el primero de los tres países en aprobar dentro del Senado el nuevo Tratado Comercial (T-MEC) con Estados Unidos (EU) y Canadá, nuestro país no puede andar de fiesta aún. Esto es un gran paso, pero no lo es todo. Aún faltan varias cosas importantes para nuestro país:



  1. Que se resuelva el tema del arancel estadounidense al jitomate mexicano. El pasado 7 de mayo EU impuso un 17.5 por ciento de arancel a este producto agrícola y semanas después México logró negociar la eliminación arancelaria al aluminio y al acero. Sin embargo, el proceso de investigación comercial en dicho país está en marcha y se espera que para el 19 de septiembre la Comisión de Comercio Internacional estadounidense determine si hay o no daño a su industria y de allí en noviembre ellos determinan si eliminan el arancel, si lo dejan o si lo incrementan.

  2. Que transcurran los 45 días que nos impuso EU para evaluar cómo vamos en cuanto a la política migratoria para no gravar aranceles al 100% de los productos mexicanos que se exportan a dicho mercado. Debemos pasar el examen ya que si no lo aprobamos, nos reprobarían no con un cero sino con el cumplimiento de la amenaza arancelaria del mandatario estadounidense. Esto ha generado: i) mayor división al interior de la sociedad mexicana ya que de ser país de tránsito nos hemos convertido en país de destino, ii) xenofobia nunca antes vista, iii) una Cancillería robustecida en funciones pero debilitada en la operatividad y fuera del marco legal ya que las actividades de migración competen a la Secretaría de Gobernación.

  3. Faltan 17 largos meses de campaña del mandatario estadounidense para su reelección. Así que aún y cuando transcurran estos 45 días (antes mencionados) y nos pongan una “palomita”, nos estarán evaluando constantemente ya que es una herramienta política para la campaña electoral. Recordemos que el epicentro de este tema es el aspecto migratorio pero con un ADN meramente electoral. Por lo que la amenaza estará presente hasta noviembre de 2020 y después, 4 años más.

  4. Canadá: el pasado 29 de mayo, el Primer Ministro Justin Trudeau presentó a su parlamento la ley C-100 para implementar el #TMEC pero deben esperar 21 días para que el parlamento lo revise. Sin embargo, dado el receso legislativo que se da a partir del 22 de junio, los 21 días se concluyen hasta el 19 de septiembre. Tengamos presente que este país enfrenta elecciones federales en octubre próximo por lo que los tiempos electorales están encima y si no se determina algo dentro entre e 19 ó 20 de septiembre, entonces será después de las elecciones. El gobierno de Canadá ha expresado que quieren ir en paralelo a EU pero esto es una utopía ya que por el momento, en EU están en pausa dada la división política entre Demócratas y Republicanos. Los otros cuatro partidos políticos canadienses (además del Liberal al cual pertenece el Primer Ministro) darán dura batalla para no darle capital político al Partido Liberal. Y según encuestas canadienses, el Partido Verde va a la cabeza en cuanto a porcentaje de aprobación. Así que no es un tema menor que debemos considerar.

  5. EU: el presidente de este país presentó el 30 de mayo la declaración de acción administrativa teniendo presente que se requieren 30 días para emitir la ley de implementación al congreso. Luego el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes (CdR) y el Comité de Finanzas de Senado pueden convocar a periodo informal para su correspondiente discusión. Posteriormente el Ejecutivo presenta a ambas Cámaras tanto la ley de implementación como el texto final del tratado y la declaración. Tienen hasta 90 días para llegar a una votación final y allí se decide si se aprueba o no. En caso afirmativo, el presidente firma la ley de implementación para ser promulgada. Por último, es el Ejecutivo quien determina si lo ratifica o no. Sin embargo, siendo realistas, la confrontación política que traen el mandatario de este país con la líder de la CdR –Nancy Pelosi- hacen cada vez más complicado que el T-MEC avance. Si bien es cierto que las elecciones son hasta el 2020, también lo es que los Demócratas pueden usarlo como moneda de cambio con los Republicanos para algún otro tema de su agenda legislativa. Pero se corre el riesgo de que concluya este año sin avances.

  6. Lo que queda es esperar a los tiempos electorales que están por encima de los legislativos y por ende, por encima de los intereses empresariales ya que es muy probable que por el momento sólo México lo ratifique y se quede "atorado" en la agenda legislativa de Canadá y de EU hasta el 2020 después de las elecciones presidenciales.


Por estas razones, México debe seguir desarrollando sus buenos oficios y su labor de diplomacia (no sólo digital) para empujar y facilitar la aprobación en los otros dos países. Pero de igual forma haber aprobado el T-MEC en nuestro Senado no es garantía de nada y mucho menos de que no vengan más amenazas electorales. La aprobación del T-MEC en EU puede ser utilizada en contra de los intereses y de la capacidad política de México, así que no se puede confiar ante posibles adversidades. Lo que debe hacer es: i) realizar estudios de prospectiva para prepararse ante diferentes escenarios, y ii) sumar a la academia, ya que sólo ha sumado esfuerzos con otros gobiernos y el sector empresarial pero se olvidan de la academia.


En otros países, el sector académico juega un rol mucho más activo porque así lo permite el gobierno. Lo anterior podría ayudar a no polarizar tanto a la sociedad civil ya que se podrían incluir ideas y consideraciones bajo argumentos y no con afinidades partidistas.


México debe avanzar y no minimizarse frente a EU. Si en el pasado hubo aranceles espejo, hoy ese tema parece tabú pero hay que anticiparse y no sólo reaccionar frente al problema ya en frente. México puede con eso y mucho más.


Coordinadora

Licenciatura en Administración de Negocios Internacionales

Universidad Iberoamericana

@Aribel007


*Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, la forma de pensar de la Revista El Aguachile.

Por: Vicente Amador


Cuando una persona migra a otro estado de la República, o a otro país, lleva en su maleta miedos que lo hacen abandonar su tierra, y/o ilusiones de un futuro más prometedor.


El deseo natural de alcanzar una mayor calidad de vida ─y que no queda muy claro que el creador de este planeta haya repartido primigenios títulos de propiedad─, son argumentos para legitimar el derecho internacional de las personas a la #migración. Por supuesto, con sus límites, cauces y responsabilidades.

Migrantes cruzando río suchiate guatemala méxico
Migrantes cruzan el río Suchiate en la frontera entre Guatemala y México. Foto: AFP

La migración es un tema central en nuestro país. Especialmente en las últimas semanas ha ganado visibilidad en virtud de las amenazas del Presidente Trump de aumentar los impuestos a los productos mexicanos si no limitamos la migración regional hacia #EstadosUnidos. Que #México sea un muro para los centroamericanos, pues.


Nos encontramos a pocos días de la primera evaluación de resultados tras el primer acuerdo alcanzado por el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. Más allá de las cuentas que se entreguen, habría que prepararse para futuros embates, con asuntos migratorios o de tráfico de drogas. Seguro vendrán mientras el mandatario estadounidense siga en campaña, necesite aumentar su disminuida popularidad… o tenga Twitter a la mano.


La Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica nos dice que, entre 2013 y 2018, poco más de 760 mil personas emigraron de nuestro país. Y eso que este instrumento no está considerando a las familias que migraron completas ni a los que vivían solos, por la sencilla razón que no estuvieron para ser consultados. Así que seguramente el número es aún mayor.


La estadística también nos dice que en México siete de cada diez migrantes son hombres. De igual manera, que Estados Unidos sigue siendo el destino principal. Le siguen Canadá y España.


Entre las entidades federativas con mayor expulsión de población, se encuentran Jalisco a la cabeza, seguido de Michoacán y Guanajuato. La mayoría se va buscando trabajo. Es la historia de casi siete de cada diez.


También la migración interna, la que se da dentro de nuestro país es muy importante, entre otras razones por su impacto en la planeación de las ciudades: lo cual va ─por poner un ejemplo─ desde la consideración de las necesidades de servicios como el alumbrado, los hospitales o las escuelas… hasta las colonias que se van llenado de casas abandonadas.


Se estima que, del total de la población residente en el país, 22.5 millones (18.0%) son migrantes absolutos, es decir, personas que viven en una entidad federativa distinta a la del nacimiento. De este grupo de migrantes, un millón 74 mil personas nacieron en otro país.


Baja California Sur y Quintana Roo se encuentran dentro de las entidades con mayor atracción de personas; mientras que Guerrero y la Ciudad de México registran la mayor expulsión de población (Cfr. INEGI, ENADID, 2019).


Muchas veces se ha dicho que todos tenemos algo de migrantes. Nos desplazamos buscando mejores escenarios. Al respecto, creo que las personas nos fortalecemos cuando acogemos generosamente a quien lo necesita.


La magnanimidad diplomática que el expresidente Lázaro Cárdenas mostró con el exilio español, por allá de los años treinta, nos permitió tener personajes que enriquecieron enormemente la vida de nuestro país. León Felipe, Remedios Varo, Luis Buñuel, Ramón Xirau, Adolfo Sánchez Vázquez o Aurora Arnáiz son algunos de ellos ─como bien lo ejemplificó recientemente el Presidente del Senado, Martí Batres.


*Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, la forma de pensar de la Revista El Aguachile.

Participación ciudadana


El proceso electoral que comenzó en México desde 2018, ha concluido con resultados que dejan mucho para el análisis. Sin duda, el #abstencionismo fue el principal protagonista en estados en donde el poder legislativo local, fue elegido apenas con el 22 por ciento de participación ciudadana o en donde solo el 15 por ciento de los ciudadanos con derecho a voto decidió la gubernatura de su entidad.


Para México, esto representa un panorama complejo en el que los partidos políticos y las instituciones electorales deben ofrecer soluciones más eficaces de cara a una población que parece confiar muy poco en su sistema electoral.


En el mundo, la democracia no se encuentra exenta de complejidades y la participación es sin duda uno de los principales retos a los que se enfrentan las instituciones y en general, el aparato electoral del país; baste pensar en una jornada electoral de 40 día como ocurre en la India, para dimensionar las dificultades con las que deben lidiar los distintos Estados, en su afán de legitimar el poder político, a travez de elecciones populares.

 


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