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¿Puede la política como práctica de gobierno, marcar el éxito o fracaso de un mandato? De ser así, ¿estamos ante la decadencia de la política o frente a una resignificación de lo político y sus alcances?


Por: Sergio Anzaldo Baeza


El titulo me lo fusile de Jorge Cuesta. Y el espíritu de la reflexión, también, habida cuenta que su provocadora argumentación publicada hace 85 años en El Universal, nos permite otear nuestro horizonte político desde una perspectiva hasta ahora inédita. Pero vayamos pian pianito.

Cuesta señala que la política es la más admirable de las acciones que pueda uno emprender o bien la más despreciable, pero indefectiblemente se ubica en alguno de estos dos extremos de valor. Por ello, referirse a un político es hablar de su valor como persona, es establecer un juicio moral sobre ella, ora por ser admirable o bien por ser despreciable. Así “condenar una acción política es condenar a una persona por entero”.


Para que la política sea admirable tiene que ser la que manda, la que postula, encabeza e impulsa un proyecto social determinado, a pesar de la incertidumbre que necesariamente genera. Para Cuesta, la política se troca despreciable cuando renuncia a esta potencia creadora, cuando abdica de la dimensión de lo posible y se reduce a mera administración, a mera gestión pública orientada a seguir los designios de otra entidad cualquiera. “Una acción política es moral, no en cuanto obedece, sino en cuanto manda, pues cuando deja de mandar se separa de su norma. Una política que no manda personalmente, es tan solo el agente, el instrumento del mando”.


Esta dimensión moral de la política permite entender un poco mejor porque Peña Nieto se ubica como el presidente peor evaluado del que se tenga registro, a pesar de haber sido el mejor gestor de los últimos tiempos. No olvidemos que realizó la friolera de 14 reformas estructurales, pero siempre obedeciendo el mandato de la OCDE y de los mercados globales. De cierta forma renunció a la potencia creadora de la política por administrar el modelo neoliberal que no dio los resultados prometidos, bueno sí pero sólo para unos cuantos.

Texto original de Jorge Cuesta


Esta interpretación también permite explicar porque AMLO, a pesar de ser hasta ahora uno de los peores administradores que hemos tenido en la presidencia, goza de los mejores niveles de aprobación popular de los que se tenga registro. Gracias a sus desplantes y decisiones polémicas, a la gente no le queda duda que él es el que manda, que él tiene la determinación y la capacidad de conducir los esfuerzos colectivos para perseguir sus sueños sociales, por más insólitos y descabellados que parezcan, como el aeropuerto de Santa Lucía o la refinería de Dos Bocas. En este sentido, es indudable que AMLO identifica a la política como posibilidad, por eso desde antes de tomar posesión señaló que no venía en papel de gerente ni iba a estar de florero en el despacho presidencial. Y eso ha quedado muy claro para "chairos" y "fifís".


Los resultados de la presidencia de AMLO son inciertos y es casi seguro que ni él mismo tenga claro en que va terminar la #4T. Pero lo que sí es indudable es su coincidencia con la visión de Jorge Cuesta: “La grandeza de la política está precisamente en su riesgo, en sus vicisitudes y contingencias. Y en cuanto abandona su riesgo, se empequeñece”.


¿Vivimos en el apogeo o en la decadencia de la política? No lo sabemos. Sólo con el tiempo veremos con claridad de qué color pinta el colorado.


*Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, la forma de pensar de la Revista El Aguachile.

Queda tajantemente claro que el desarrollo emocional, social y físico de los pequeños tiene un impacto estratégico para el bienestar de la vida adulta pero, ¿cómo le va a la infancia en México?

Por: Vicente Amador

No resistí la tentación de traer números referentes a las niñas y niños de nuestro país. A pesar de la sólida información que nos han ofrecido organismos como Naciones Unidas, sigue siendo necesario hacer más visibles grandes problemas cuya visión y tratamiento dejan mucho que desear, por ejemplo, en el recién presentado Plan Nacional de Desarrollo (PND). Nunca será estratégico un proyecto nacional que no considere esencialmente “su futuro”.

La experiencia de muchas áreas del conocimiento ─desde lo biológico hasta lo psicológico─, ser padres y miles de años como sociedades nos ha dejado tajantemente claro que el desarrollo emocional, social y físico de los pequeños tiene un impacto estratégico para el bienestar de la vida adulta.


En México residen 38.3 millones de niñas, niños y adolescentes entre los cero y los 17 años. Una de las noticias muy positivas es que la mortalidad infantil ha disminuido. Alegra ver cómo cada año hemos alcanzado mejores resultados: cuando en el año 2000 morían 25 de cada 100 niños, en el 2016 eran casi 15 de cada 100. Por supuesto, aún hay trabajo pendiente.


La Organización Mundial de la Salud nos dice que uno de los elementos determinantes para disminuir la mortalidad infantil son las vacunas que ofrecen protección contra enfermedades como la difteria, sarampión, neumonía, rotavirus, rubeola, tétanos y polio.


Sobre este tema, tengo que mencionar algunos movimientos antivacunas, lo cual ha propiciado un repunte en la mortalidad infantil por enfermedades como el sarampión que se consideraba extinto en algunos países desarrollados. El sentido común, y los memes, dicen otra cosa: “ya probamos vivir con partos caseros y sin vacunas. Se llamaba Edad Media y la esperanza de vida eran 28 años”.

Dentro los muchos temas que afectan a nuestros niños y jóvenes, y que exceden las posibilidades de estas líneas, quiero ahora referir el embarazo adolescente.


Entre los 15 y los 17 años, casi una de cada 10 adolescentes han estado alguna vez embarazadas. De ellas, poco más de la mitad tenía 17 años. El tema alarma.


Sabemos bien que el temprano inicio de las relaciones sexuales sin la debida protección expone a enfermedades y embarazos no deseados. La estadística también nos dice que casi la mitad de las adolescentes de 15 a 17 años que iniciaron su vida sexual no usó algún método anticonceptivo.


Un tercer y último fenómeno que ahora quiero referir es el acceso a dispositivos móviles conectados al internet, lo cual puede ser una herramienta de información muy positiva y también la puerta a un mundo de peligros entre los que destacan el ciberacoso, el abuso sexual y los contenidos inapropiados.


Riesgos cada vez mayores si consideras que 7 de cada 10 jóvenes entre los 12 y los 17 años tiene un celular inteligente; 4 de cada 10 tienen una computadora, y muchos también acceso a internet a través de tablets, videojuegos y televisiones.


Durante años me he dedicado a la educación. Hubo incluso un periodo en el que trabajé en un colegio. Y sin que pretenda ser esto receta, porque no las hay, quiero mencionar elementos que he notado fueron muy positivos en la formación de los hijos, especialmente para prevenir una adolescencia y una adultez en la que te cuestionas la paternidad: el cariño y atención de los padres; el cuidado de la salud especialmente a través de la nutrición y el deporte; una amplia dosis de cultura y, también muy importante, hijos que vivan el servicio social, el apoyo a quienes más lo necesitan.


*Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan, necesariamente, la forma de pensar de la Revista El Aguachile.

No es nuevo escuchar en campaña a los políticos postulantes hacer promesas que deberán ser el eje rector de sus políticas y por supuesto, la economía ha sido uno de los factores a los que tanto aspirantes como votantes prestan destacada atención durante el periodo de campañas y tan pronto como llega al poder el triunfador del proceso electoral.


En esta dinámica, los últimos presidentes han realizado sus estimaciones de crecimiento económico medido a través del Producto Interno Bruto (PIB) aunque parece que pocas veces se han realizado previa evaluación de factores micro y macroeconómicos y de un estudio más o menos detallado de los mercados internacionales.


Por el motivo que sea, las promesas-estimaciones de campaña, pocas veces han llegado a convertirse en realidad, por mucho o poco ambiciosas que han sido. ¿Lo logrará el nuevo gobierno federal?

 

Infografía Crecimiento del PIB en México 2000-2018

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